Como muchas veces comentamos desde nuestra Consultora, existe un mito de que las inversiones sostenibles generan menos rendimientos que las inversiones convencionales, pero en realidad esto no tiene por qué ser así. En general, las inversiones sostenibles y las inversiones convencionales tienen un desempeño similar en términos de rentabilidad.
Sin embargo, hay algunos factores que pueden afectar la rentabilidad de las inversiones sostenibles. Por ejemplo, las empresas que tienen políticas ambientales y sociales sólidas podrían tener costos más altos a corto plazo, lo que podría afectar sus márgenes de beneficio y, por lo tanto, su rentabilidad. Sin embargo, estas empresas también pueden tener una ventaja competitiva a largo plazo debido a su enfoque en la sostenibilidad, lo que podría conducir a una rentabilidad superior.
En términos de riesgo, las inversiones sostenibles pueden ser más resistentes a los riesgos a largo plazo que las inversiones convencionales. La consideración de factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) puede ayudar a los inversores a identificar riesgos y oportunidades que podrían no ser evidentes en la evaluación convencional de los riesgos.
Por ejemplo, una empresa que tiene un historial de prácticas laborales deficientes podría enfrentar problemas regulatorios y de reputación en el futuro. Esto podría afectar su rentabilidad y su valoración en el mercado. La inversión en empresas que tienen políticas sólidas para el trato justo y respetuoso de los empleados puede ayudar a mitigar estos riesgos.
En resumen, las inversiones sostenibles y las inversiones convencionales tienen un desempeño similar en términos de rentabilidad, pero las inversiones sostenibles pueden ser más resistentes a los riesgos a largo plazo. La consideración de factores ASG puede ayudar a los inversores a identificar riesgos y oportunidades que podrían no ser evidentes en la evaluación convencional de los riesgos.
